Poco a poco a través de la praxis se fue adentrando en los circuitos del arte. Su trabajo combina un enfoque expresionista abstracto con componentes figurativos e ilustrativos, así como una fuerte dimensión en las relaciones de color donde la mancha ocupa un lugar fundamental en su obra.

El interés por la antropología contemporánea, las ruinas, los cambios que deja el tiempo son un interés fundamental en la obra. Una de sus más recientes exposiciones se llevó a cabo en el Museo MACAY (México) llamada Planos disfrazados donde utilizó materiales típicos de la zona de Yucatán como el yute. Dentro de sus trabajos se encuentran:
"Sounds I’ll Never Hear" (2019), "Entropy" (2019), "Beirut" (2018) y "Atlas Installation" (2016).

Creo que lo que me ayudó muchísimo fue entender que el arte no son las piezas; no es llegar a hacer la mejor pintura, porque si me quedo en esos rollos nunca voy a estar lista. Entonces es valorar los procesos. Es a lo que le doy valor, no importa si no es perfecto, lo puedes ver y te lo puedo compartir. Entonces es proceso, proceso, proceso.

Yo creo que por eso estoy tan fascinada con las manchas, porque es como un acto violento, que sin embargo, depende del color y la densidad. Y ahí es en donde empieza el juego que es interminable. Mientras sigue húmedo, voy poniendo gotas de otros colores en ciertos lugares. Y eso es un proceso meditativo porque puedes observarlo a todas horas hasta que se seca. O sea como que se pinta sola.