Rubén

d'hers

Rubén

D'hers

Su trabajo se mueve entre la composición, la escultura y las instalaciones sonoras. D’hers tiene un interés en el sonido, pero también en el espacio y la luz. A través de sus instalaciones se entrelazan las nociones de lugar, memoria utilizando sonido producido acústicamente y con una preocupación por aspectos formales musicales como lo estático y vertical.
1980, Venezuela | Vive en Berlín
Estudio del artista
Mi entendimiento por el arte se ha dado a través de la música.
- Rubén D'hers
Todo comienza como una preocupación musical, una música que me costaría asignar a algún género específico. Me he enfocado mucho en las cualidades sonoras del instrumento y en las armonías como texturas para componer música y espacios sonoros. En algún momento necesitaba probar ciertas ideas musicales pero en una dimensión más amplia de tiempo, lo que me llevó a producir composiciones muy largas o muy lentas, medio estáticas. Me refiero a una música que parece plana y que tal vez requiere una escucha detenida para notar cambios. Este juego de ralentizar o expandir la música, pasó entonces a convertirse de un problema sobre lo duracional a uno espacial, una transición de lo musical a lo instalativo.
“Jaula nerviosa”, (2016). Studio, Berlín.
Mi entendimiento por el arte ha sido así a través de la música. Además del aspecto inherente del tiempo en la música, existe allí una relación particular con el cuerpo. Tocar música requiere involucrarse corporalmente, no puedes escucharla desde afuera porque tienes que tocarla, mientras que con las instalaciones se abre un camino para observar y escuchar desde afuera.
“Quebrada Escondida”, (2016). Kapitelsaal, Klangraum Krems, Austria.
El interés por sonidos planos, estáticos viene desde que contemplaba el sonido del refrigerador en la casa de mi familia, un sonido monolítico y homogéneo. He retomado el interés por esta clase de sonidos en trabajos recientes, lo he incluido en un sentido formal y conceptual. Me interesa la aparente ausencia de sonidos como el de aire acondicionado, refrigeradores, ductos de aire, que funcionan como una vibración suspendida, como si tuvieras un Rothko colgado en tu cocina pero que suena y que nadie te dijo que estaría allí.
“Quebrada Escondida”, (2016). Kapitelsaal, Klangraum Krems, Austria.
Me gusta que las cosas salgan solas. Me gustan los procesos lentos en la obra, que el trabajo se vaya destilando por sí mismo.